La piel es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano. Entre sus múltiples funciones está la de regular la temperatura del organismo y protegerlo de agresiones externas.

Sin embargo, también puede sufrir lesiones y agresiones, como las quemaduras. Este tipo de lesiones se clasifican según la gravedad y profundidad de los tejidos afectados, en quemaduras de primero, segundo y tercer grado.

Las quemaduras de primer grado, también llamadas menores, leves o superficiales afectan sólo la capa más superficial de la piel, produciendo una inflamación de la piel que causa ardor, dolor y enrojecimiento.

Este tipo de quemaduras son las que ocurren con mayor frecuencia en la vida cotidiana (el sitio más común es dentro de la casa), cuando la piel entra en contacto directo con superficies calientes como: planchas, instrumentos de cocina, líquidos, vapores o aparatos eléctricos que generen o acumulen calor, entre otras.

Como ya dijimos, es común que dentro del hogar se produzcan quemaduras superficiales, y es necesario saber cómo actuar. Lo primero es identificar la gravedad de la quemadura. Si es leve, hay que exponer la lesión bajo el chorro de agua fría o sumergirla en agua fresca pero no fría.

Enseguida se sugiere secar la piel con una gasa estéril sin frotar, para no lastimar más el tejido. Una vez que esté seca, se puede aplicar una ligera capa de Pasta de Lassar, que con su acción desinflamatoria y sedante, ayudará a calmar las molestias rápidamente.

Otra de las ventajas de aplicar Pasta de Lassar sobre las quemaduras menores es que al poseer una acción antiséptica, evita la posible generación de infecciones. Su efecto regenerador ayuda a que la piel sane con mayor rapidez.

Es importante insistir en que al sufrir una quemadura no se deben aplicar remedios caseros como huevo, cebolla, mayonesa, mantequilla, pasta de dientes ni muchos otros que a veces se recomiendan sin sustento científico.

Mejor, siempre ten Pasta de Lassar en tu botiquín para utilizarla cuando sea necesario.